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La fabricación y el mantenimiento de moldes dependen de una condición que rara vez aparece en la portada: la estabilidad de la sujeción. Con aceros de alta dureza, cavidades profundas y geometrías estrechas, la rigidez del conjunto husillo–portaherramienta–cortador determina si es posible aumentar los avances y las velocidades sin comprometer el acabado ni el desgaste.
“El molde tolera poca improvisación: la sujeción es el cimiento del proceso”, asegura Juan Hernández, gerente general de BIG DAISHOWA México.
En desbaste, el objetivo es retirar material con control de vibración para habilitar estrategias de alto material (mayor tasa de remoción). Ahí encaja el NEW Hi-POWER MILLING CHUCK de BIG DAISHOWA, un portaherramientas de pared gruesa y gran fuerza de agarre, diseñado para estabilidad y runout consistentes.
Su mecanismo de ranuras estrechas deforma uniformemente el área de apriete, elevando la rigidez y el desempeño en cortes pesados y finos por igual. En términos prácticos: permite “empujar” más sin que el sistema colapse por chatter.
Acabados a la primera
Cuando el trabajo migra a acabado, el reto no es sólo llegar, sino llegar con concentricidad y holgura mínima. Para ese escenario, la línea MEGA MICRO CHUCK ofrece un diseño ultradelgado y una tuerca sin muescas que reducen interferencias y el ruido aerodinámico, asegurando equilibrio y concentricidad; el sistema garantiza 1 µm en la nariz y 3 µm al final de la barra de prueba, lo cual es crítico para microbrocas y minifresas en zonas de desmoldeo o en detalles finos.
“En moldes, un micrón es la diferencia entre pulir una hora o media jornada”.
Entre ambos extremos de diámetro, el MEGA NEW BABY CHUCK cubre un amplio rango con diseño de alta velocidad y componentes rectificados para mantener el runout bajo en el barrenado, rimado, roscado y fresado.
Es un “caballo de batalla” para operaciones de precisión con herramientas de 3 mm a 25 mm, manteniendo la repetibilidad al cambiar los collets de la familia New Baby. “La transición de desbaste a acabado fluye cuando el portaherramienta no introduce incertidumbre; esa continuidad es donde se gana el ciclo”, añade Hernández.
Maquinados rígidos
La estabilidad no depende solo del holder: la interfaz con el husillo determina la superficie efectiva de contacto y la deflexión. El sistema BIG-PLUS® Dual Contact establece contacto simultáneo en el cono y la cara del flange, elevando la rigidez del conjunto sin perder la intercambiabilidad con el taper estándar.
Para moldes en aceros como 1.2343/1.2344 o AISI 4140/420, esa ganancia en soporte axial-lateral se traduce en mayor avance, menos vibración y un mejor acabado antes del pulido. “Si el doble contacto quita holgura, el filo dura más porque deja de trabajar como resorte”,
La ecuación técnica es clara: rigidez + concentricidad = parámetros más agresivos con control. Un chuck de alto poder permite profundidades y anchos de pasada mayores con menos chatter; un collet de microprecisión sostiene herramientas delgadas con runout submicrón; y una interfaz de doble contacto reduce la palanca que alimenta la vibración.
El resultado converge en tres métricas que importan para el taller de moldes: tiempos de ciclo, calidad superficial y vida de herramienta. “No se trata de correr por correr; se trata de subir avances y RPM, manteniendo la ventana estable. Ahí está el retorno”, afirma Hernández.
Beneficios indirectos
En mantenimiento y reparación, donde las piezas llegan con desgaste irregular o tolerancias ajustadas por el uso, la sujeción determina la repetibilidad entre los setups. Con holders rectificados y un runout controlado, es posible minimizar retrabajos y acortar el pulido posterior al maquinado.
Al mismo tiempo, una menor vibración reduce el microastillado del filo y el calentamiento del recubrimiento, lo que prolonga la vida útil de la herramienta. “Cada minuto que ahorras en la máquina se multiplica en el banco de ajuste; esa es la economía del molde”, concluye Hernández.
En suma, para la producción, reparación y mantenimiento de moldes, la tecnología de sujeción no es un accesorio: es la infraestructura invisible que permite mecanizados más rápidos y precisos en aceros de alta dureza.
Apostar por conjuntos de alta gama significa invertir en la estabilidad, que a su vez compra tiempo de ciclo, acabado y herramienta. Esa cadena de beneficios es la que mantiene competitivos a los talleres que viven del micrón y de los plazos justos.
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